Vieja y nueva economía

Lo mejor de Podemos es su llamada de atención; lo peor, sus remedios.
En la entrevista que Actualidad Económica publica en el número que sale hoy, 24 de septiembre, a la calle, Pablo Iglesias se queja de que cada vez que en Podemos hacen una propuesta, se invoca “el apocalipsis”. “Planteamos cosas muy razonables”, dice, “no somos maximalistas”.
Y es verdad que algunas de las medidas que incluye su programa se han aplicado en países tan poco sospechosos de bolchevismo como Francia o han sido promovidas por figuras tan señaladamente liberales como Milton Friedman. El problema no es, sin embargo, su filiación ideológica, sino su dudosa eficacia. Parafraseando a Ortega, no son nueva, sino vieja economía.

El salario universal. Repartir una renta básica entre “todos y cada uno de los ciudadanos por el mero hecho de serlo” costaría, según los cálculos de Podemos, “unos 145.000 millones de euros”. Eso es el 14,5% del PIB, un tercio del gasto público actual (42%). Supone una cantidad enorme. La idea es financiarla combatiendo la evasión fiscal, pero como explica Daniel Lacalle en Actualidad Económica, “nunca en la historia [de España] se ha recuperado una cifra superior a los 4.000 millones atacando el supuesto fraude”. Incluso aunque se alcanzaran los 38.500 millones que el sindicato Gestha de técnicos de Hacienda sostiene que pueden aflorarse, aún faltarían 106.500 millones. Son más de 10 puntos de PIB. ¿Cómo reaccionarían los mercados cuando el déficit público se nos fuera de un golpe por encima del 15%?

Recuperar la economía, construir la democracia. Uno de los leit motiv de Podemos es sacudirse la dictadura de los mercados. “Si el FMI quiere dictar nuestras políticas económicas, que se presente a las elecciones”, dice Íñigo Errejón, su director de campaña para las europeas. Pero el FMI se limita a poner condiciones antes de dejar el dinero de otros contribuyentes, a quienes no les gustaría que fuera repartiendo sus ahorros por ahí para que los españoles (o los griegos o los portugueses) nos los gastáramos como nos diera la gana. Se puede optar, además, por no pedir ningún préstamo. El problema es cómo ajustas entonces un déficit presupuestario del 15%. Los recortes serían pavorosos…

Más transparencia. Vaya por delante que uno de los grandes problemas de este país es la falta de rendición de cuentas. Mejorar el control de la gestión presupuestaria me parece acertado. Ahora bien, exigir una auditoría ciudadana de la deuda para delimitar qué parte es ilegítima y decretar su impago es contraproducente e innecesario. Contraproducente porque la mera noticia de un posible default daría el pistoletazo de salida a una fuga de los bonos españoles que nos devolvería al ojo del huracán del que hemos salido con tanto esfuerzo. E innecesario porque las razones del aumento del gasto están claras: el 76% se debe al pago en pensiones y prestaciones por paro (51%) y a las retribuciones a los empleados públicos (25%). Lo dice un estudio de Manuel Lago para la Fundación 1 de Mayo de CCOO.

Incremento del salario mínimo (SMI). Pocos asuntos se han investigado tanto en economía como el salario mínimo. Y la evidencia empírica revela, efectivamente, que “modestos aumentos” tienen un impacto “pequeño o nulo” en el empleo.
Ahora bien, los aumentos deben ser “modestos”, y no tienen impacto en el empleo, pero sí en otros aspectos (si no tuvieran ningún impacto, fijaríamos el salario mínimo en 3.000 euros y acabaríamos con la pobreza). Por ejemplo, algunos patronos reducen las horas contratadas, otros suben los precios o sacrifican sus márgenes (y por tanto la inversión) o trasladan el sobrecoste a los precios.
El SMI español no figura entre los más altos de la OCDE (es el 17 de 24) y probablemente admita alguna mejora, pero no se trata de una medida inocua. Como dicen los ingleses, “there is no such thing as a free lunch”, lo que traducido libremente significa que nada es gratis.

Reparto del trabajo. Podemos quiere reducir la semana laboral a 35 horas y la edad de jubilación a 60 años “como mecanismos para redistribuir equitativamente el trabajo y la riqueza, favoreciendo la conciliación familiar”. La evidencia histórica no es muy halagüeña. Con respecto de la semana laboral, Alemania hizo un experimento parecido en 1985 y el empleo cayó. En Canadá tampoco mejoró cuando entre 1997 y 2000 se pasó de 44 a 40 horas. Y en Francia, las 35 horas tuvieron un efecto doble: en aquellos colectivos que no experimentaron una reducción salarial proporcional, aumentaron las “transiciones fuera del empleo”, es decir, los despidos; en aquellos colectivos donde el salario se redujo, lo que aumentó fue el pluriempleo. El resultado fue que el nivel de ocupación se mantuvo y la conciliación empeoró.
En cuanto al adelanto de la jubilación, en Bélgica lo hicieron porque tenían también un paro juvenil muy alto y acabaron con un paro juvenil igualmente alto y una tasa de actividad de mayores muy baja, es decir, más pobres. En general, los estudios concluyen que no hay trasvase entre los empleos de los mayores y los jóvenes porque no son sustituibles, sino complementarios: cuando se retrasa la jubilación, crece también el empleo juvenil, porque la demanda de los mayores genera actividad. Es más, retrasar la jubilación desincentiva la inversión en formación (para qué vas a reciclarte si te vas a retirar en seguida) y lleva a un crecimiento menor del PIB.

Recuperar el control político del BCE. Los objetivos prioritarios del banco central deben ser “la creación de empleo decente [con lo que podemos estar de acuerdo: la Fed ya lo hace], la prevención de ataques especulativos [lo cual ya hace bastante bien: acuérdense de la intervención de Mario Draghi en julio de 2012] y el apoyo a la financiación pública de los Estados”. Aquí discrepamos. La diferencia entre la peseta y el marco posterior a la Segunda Guerra Mundial es que el Banco de España se dedicó desde su origen a “la financiación pública del Estado”, mientras que la Constitución alemana la prohíbe expresamente. Y no parece que a los alemanes les haya ido mal…

Creación de una agencia pública europea de rating. Se trataría de sustituir “a las tres privadas que hoy determinan la política económica de la UE”, Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch, cuyo capital es americano. No sé si en Podemos lo saben, pero ya que hay agencias europeas. Dos economistas de la Universidad de Mainz han hecho un seguimiento de sus calificaciones y las que se ocupan de la deuda soberana no tratan particularmente bien las emisiones de la UE. La principal, la alemana Feri, pone peores notas a los miembros de la eurozona que las americanas e incluso se da más prisa en degradarlos cada vez que surge algún problema.

Que fluyan los préstamos. Para acabar con la sequía financiera, Podemos propone la “ampliación de las competencias de organismos públicos […] como el ICO de forma que se garantice al crédito a sectores excluidos”. Tampoco es una idea original. Zapatero ya lo intentó. Habilitó por decreto una línea de 500 millones de euros para que el Instituto Oficial de Crédito la repartiera entre las pymes sin la mediación de nadie. Cuatro años después, la morosidad era del 40%.

Privatizaciones. Iglesias quiere recuperar el “control público de los sectores estratégicos de la economía: telecomunicaciones, energía, alimentación, transporte, sanitario, farmacéutico…” La última vez que este debate se planteó en serio en Europa fue en los 80. Nada más llegar al poder, en mayo de 1981, Mitterrand nacionalizó una serie de empresas [Thomson, Rhône Poulenc, Saint Gobain, Suez…] y de bancos [Paribas, Crédit Commercial, Rothschild…], con consecuencias desastrosas. El gasto y la deuda se desbocaron y tuvo que dar marcha atrás. Para cuando el PSOE ganó las elecciones, en octubre de 1982, en España ya estábamos vacunados. El propio Felipe González llegaría con los años a admitir que “la propiedad colectiva de los medios de producción no conduce […] por sí sola al socialismo” e incluso que tener una compañía en el balance del Estado era “como tener un elefante en el patio de casa”.
Los líderes de Podemos son jóvenes y seguramente no se acordarán de lo que costaba una línea de teléfono o viajar en avión cuando Telefónica e Iberia eran monopolios públicos.

Bail out. Juan Torres López ha exigido en el nombre de Podemos que se fije el “dinero efectivamente gastado en el rescate de la banca”. El FMI acaba de publicar los datos en su informe Fiscal Adjustment in an Uncertain World. A España, el apoyo a su sector financiero le ha costado el 4,4% del PIB. Después de Estados Unidos, es el país gravemente afectado por una burbuja inmobiliaria que menos ha gastado.

Democratizar la gestión de las finanzas. Más déjà vu. La ley 31/1985 decía que el carácter social de las cajas “exige una plena democratización de sus órganos rectores, de forma que en ellas puedan expresarse todos los intereses”. En sus asambleas estaban representados los clientes, los trabajadores, las regiones, los ayuntamientos… De ahí salían el consejo de administración y la comisión de control. El resultado fue el desembarco en estos órganos de ciudadanos soberanos, pero también ignorantes y muy manipulables. Este desgobierno es una de las razones por las que la morosidad de las cajas fue sistemáticamente superior a la de los bancos.

Una fiscalidad progresiva sobre la renta. Técnicamente, la progresividad es nula cuando se aplica el mismo gravamen a todas las rentas y máxima cuando se retiene el 100% a partir del nivel medio. ¿Cómo puntúa España a la luz de este criterio? Pues nuestros tipos marginales están entre los más altos del mundo: antes de la última reforma, solo Suecia y Aruba aplicaban una fiscalidad superior a la catalana. Y el tipo máximo se aplica desde niveles de ingresos relativamente bajos en comparación con el resto de la OCDE. Este diseño es típico de los años 70 y 80 y pocos países lo conservan, porque es muy ineficiente. Si lo que Podemos pretende es mejorar la recaudación, darle otra vuelta de tuerca a la progresividad es lo último que los fiscalistas recomiendan.

Prohibición explícita del copago sanitario y farmacéutico. En nuestro entorno es la norma. En Alemania pagan el 10% de los medicamentos, en Austria cinco euros por receta, en Suecia y Noruega 15 por consulta, en Italia 10… La mayoría de los expertos coinciden en que sin la aportación de los particulares, la sanidad es insostenible. En España, cuando el PP llegó al poder, había acumulado un déficit de 30.000 millones. Y no es un problema de infrafinanciación crónica: estamos levemente por debajo de la media de la OCDE en gasto sanitario.

Garantizar la libertad de prensa. Iglesias defiende el establecimiento de mecanismos de control público de los medios de comunicación. Otra gran ocurrencia. El preámbulo de la Ley de Prensa de 1938 decía algo parecido: “No puede admitirse que el periodismo siga viviendo al margen del Estado”. Es más, “redimido el periodismo de la servidumbre capitalista”, proclamaba, “es hoy cuando auténtica y solemnemente puede declararse la libertad de prensa”. Y a continuación desgranaba la minuciosa regulación que hizo del franquismo el paraíso democrático que todos recordamos.

El referente. Aunque últimamente ha moderado su fervor, Iglesias cree que “América Latina es uno de los pocos lugares en los que se ha intentado hacer política de otra manera” y no oculta su admiración por Chávez. Desde el año 2000, el PIB per cápita de Venezuela ha crecido efectivamente el 23,1%, pero el de Brasil lo ha hecho el 35,7%, el de Colombia el 43,8% y el de Perú el 78,9%. Como ironiza Jesús Fernández Villaverde, dado el comportamiento del petróleo, que ha pasado de 10,2 dólares a más de 100 y supone el 94% de sus exportaciones, “ser los peores del grupo en términos de crecimiento requiere un esfuerzo considerable”.
Y las cosas están yendo últimamente a peor: la inflación es del 60,9%, la tasa de homicidios es de 53,7 por cada 100.000 habitantes [la segunda mayor del mundo después de Guatemala (90,4); en España es de 0,8] y hay desabastecimientos y cortes de luz. El Banco Central de Venezuela publica un índice de escasez. En abril estaba en 29% y hoy no sabemos por dónde andará, porque lleva meses sin sacarlo, me imagino que no porque el problema se haya resuelto. Las últimas noticias son que la falta de divisas impide la importación de componentes de coche y que S&P estima en un 50% las probabilidades de que el Gobierno no haga frente al vencimiento de sus bonos en los próximos dos años.

6 comentarios en “Vieja y nueva economía

  1. Excelente entrevista, más parecía un combate de boxing Keynes/Hayek, pero excelente (por cierto, acabando los dos en pie, como los mejores combates, con golpes cruzados pero sin KOs). Sobre lo que le preguntas a Pablo Iglesias en la entrevista que te dijo un redactor que dejaría el trabajo teniendo la RBU y los derechos sociales garantizados, escribí esto acerca de cómo Podemos podría acabar así (si encaja cómo financiarlo) con el paro voluntario:(http://desmanagement.wordpress.com/2014/07/03/ahorapodemos-acabar-con-el-paro-implicaciones-de-la-renta-basica-en-el-management/)

    Si encaja cómo financiarlo, te deja claro en la entrevista que con quitas a la deuda tras la auditoría, resolviendo el fraude fiscal (parece que va a fichar a un tropel de inspectores), y gravando mucho más a las empresas más grandes, sicavs, fondos y bancos.

    Sobre lo que dices aquí de las Cajas y la morosidad (y dale…), y que fuera el modelo de gobierno el que redundara en una peor forma de hacer banca, creo que entidades con el mismo esquema de gobierno que criticas (la Caixa, las tres vascas, Ibercaja, Cajastur, Unicaja, etc, etc) han demostrado lo contrario, por tanto es demagógico culpar a los modelos de gobernanza multistakeholders (tricentenarios o bicentenarios, por cierto) de un fenómeno aislado derivado por una crisis brutal que ha afectado en todo el mundo a entidades sueltas, con todo tipo de formas de gobernanza (sociedades anónimas, fondos, cooperativas, etc) y que, como bien dices en la Económica y en este post, ha «obligado» a un «rescate» que es el segundo más leve del mundo, rescate (mejor dicho: créditos avalados por el Estado) que, por cierto, ya se está devolviendo.

  2. Muchas gracias por tu comentario, Paco. Coincido contigo en que en la entrevista hay momentos para los dos, pero discrepo en que Pablo Iglesias aclare cómo va a sufragar su renta básica. Una quita (en el supuesto improbable de que los inversores la aceptaran sin más y no nos sacaran a gorrazos del mercado) podría resolver el déficit de un año, pero ten en cuenta que hablamos de un aumento del gasto recurrente del 14,5% del PIB. Eso es insostenible con los ingresos actuales.
    ¿Y no se podrían aumentar? Hay varias propuestas para llevar nuestra presión fiscal a niveles europeos. Solo con alcanzar la media de la UE, pasaríamos de recolectar el 31,4% al 39,4% del PIB, ocho puntos más. José Ignacio Conde Ruiz esboza las líneas generales de una reforma en este artículo http://www.eldiario.es/zonacritica/posible-recaudar-tipos-marginales-Europa_6_126397364.html, pero como puedes apreciar no tiene nada que ver con el programa de Podemos. Habla de rebajar los tipos máximos (tanto en IRPF y Sociedades) y de eliminar deducciones. Eso haría el sistema mucho más eficiente y mejoraría la recaudación, pero también rompería la progresividad. Su posición (y la de la mayoría de los expertos, incluidos los de los países escandinavos) es que la redistribución debe llevarse a cabo vía gasto social, no vía impuestos.
    En cuanto a las cajas, tienes razón en que ha habido de todo y no son, en ningún caso, las culpables de la crisis, cuyo epicentro está en la industria estadounidense de los derivados hipotecarios (los famosos CDO). Muy brevemente, mi opinión es que, cuando Lehman Brothers colapsó y el mercado interbancario se cerró, las entidades no tuvieron más remedio que recurrir a sus reservas y ampliar capital. Los bancos pidieron el dinero a sus accionistas particulares, pero en el caso de las cajas el accionista principal era el Estado y la ampliación se llamó rescate.
    Dicho esto, el estudio que cito en el artículo revela una morosidad superior (no dramáticamente superior, pero sí sistemáticamente superior) de las cajas, algo que tanto la Comisión Europea (http://economia.elpais.com/economia/2012/11/26/agencias/1353961804_646500.html) como este trabajo reciente de Tano Santos (https://www0.gsb.columbia.edu/mygsb/faculty/research/pubfiles/6162/Santos-March-2014.pdf) achacan a su peculiar gobernanza.

  3. Gracias por tu respuesta Miguel.

    La posición de tus queridos teóricos liberales no va a ser nunca redistribuir vía impuestos. La de Podemos sí lo es. Cierto que con la equiparación de la presión fiscal y el control del fraude fiscal (algo que depende no tanto de la pericia sino de la voluntad, que actualmente en el PPSOE es laxa en términos de controlar a los defraudadores) no daría a largo plazo y de forma recurrente para financiar una RBU universal idéntica. Pero sí, y se está trabajando en ello (como diría el otro), una RBU asimétrica: más para el que más necesita. El matiz es importante: se entregará al pueblo en función de lo que se consiga aflorar como ingresos. No están locos, saben lo que hacen.

    Para poder achacar una diferencia de ratio de mora a la gobernanza, habría que situarnos en un escenario equitis paribus, algo complicado teniendo en cuenta la diferente capacidad de capitalización (por cierto, en el caso de las Cajas no con accionistas públicos como el Estado, sino con stakeholders globales, es decir, SIN accionistas, ya que son fundaciones privadas multistakeholders), y la de diversificación (originada en la emisión de preferentes contra las Caimán de la gran banca que financió su aventura americana) de unos y otras.

    Sin embargo, hubo un año, central en la crisis, donde se medio equipararon las circunstancias históricas en que se apoyan esos estudios que citas: y que vienen a ser que como las Cajas centraban su actividad en créditos a familias y pymes, eran menos anticíclicas que los bancos comerciales, que la centraban en ingenierías financieras, carry-trades, operaciones en mercados y créditos a grandes corporaciones.

    Ese año fue 2011, cuando la dudosidad que ya arreciaba en el producto clásico de las Cajas (las hipotecas) y la manzana del pecado original (las APIs) llegó, piano piano, a la llamada «economía real» y empezaron a aflorar defaults en empresas no ladrilleras que, por las sucesivas legislaciones anticajas (que alguna afectó a la banca, pues no podían disimular más) obligaban a los bancos comerciales a no refinanciar más, a no seguir (tanto) con el papel pelota. En 2011, y de forma sistemática, la morosidad de los bancos sobrepasó a la de las Cajas a pesar de su denostada gobernanza. Esto, lejos de variar un ápice el rumbo ya decidido del cajicidio, lo aceleró, no fuera que alguien se percatase.

    No comparto aunque me encanta tu opinión (que no había leído y me parece bastante ecuánime) sobre el colapso que derivó en rescate. Los EPAs son rescates, sí, pero no a las Cajas, sino a los bancos comerciales con regalito de activos incluido y, como diría Julio Iglesias, lo sabes. Los principales rescates los han recibido (carry trades con k aparte) tres de los cinco Top 5 de bancos comerciales (el que queda ya se lo llevó crudo en pasivo). A las Cajas que quebraron (CCM, Cajasur) se las dejó quebrar, no estaba la opinión pública preparada para regalar 5.000 millones y una entidad nacionalizada a otra. Luego ya sí.

    Un abrazote!!

  4. Muy bien, Paco. Eres un antagonista tan correoso como Pablo Iglesias.
    No creo que José Ignacio Conde Ruiz se encontrara a gusto bajo la etiqueta de «teórico liberal». En general tanto él como todos los economistas agrupados en torno al blog Nada Es Gratis tienen en los países escandinavos su referente. Creen en el mercado para algunas cosas (fundamentalmente, la asignación de recursos), pero no se les caen los palos del sombrajo cuando hay que abogar por una intervención del Estado. En el caso concreto de la redistribución, José Ignacio defiende llevarla a cabo mediante el gasto social. ¿Hasta qué extremo? Seguro que no hasta el igualitarismo que defiende Podemos, pero bastante más que lo que pareces tener en mente. La ventaja de su planteamiento es que está probado y funciona, algo que no puede decirse del de Podemos.
    Un escenario ceteris paribus entre cajas y bancos es obviamente inviable, especialmente si igualas la capacidad de capitalización: esa es la diferencia fundamental y la que, de hecho, ha condenado al modelo.
    Un fuerte abrazo.

  5. Bien ahí Miguel ese ceteris paribus (en qué estaría pensando yo… quizás en las «equities», donde no hay «paribus» que valga). No te veía citando a un pensador ¿socialdemócrata? al que no conocía, pero está claro que tienes razón.

    No entiendo contraponer la vía del gasto social para la redistribución a la otra (tendré que leer al Conde socialista 😉 Son plenamente compatibles: si hay redistribución efectiva, que sea vía estado del bienestar ultradesarrollado (vivienda, transporte, educación, sanidad, pensiones y dependencia gratuitas y renta básica) -imagino que a eso te refieres con «redistribución por la vía del gasto social»- para financiarlo, qué mejor forma se ha inventado que vía impuestos.

    Eso sí, no creo que Podemos defienda el «igualitarismo», sino más bien la igualdad, en términos no contrapuestos a la libertad, sino más bien a lo Bobbio (igualdad y libertad versus seguridad y propiedad). Yo creo que el planteamiento de la redistribución vía impositiva sí ha sido probado, y precisamente por la socialdemocracia. Pero en cualquier caso, si no se ha probado «lo de Podemos» (renta, salario máximo, etc), y sí se ha probado con demostrada ineficacia el modelo PPSOE de la casta, se podría intentar (lo digo por ese titular de portada apocalíptico de Populismo mortal, jeje).

    Sobre lo de la diferencia de capitalización, las preferentes la compensaban (además de las reservas y el propio FGD), así que había que exigir más capital (en primer lugar), luego sacar las preferentes del mercado secundario (en segundo lugar), y luego esparcir la especie de que eran un fraude de ley para que los inversores reclamaran, tras rentabilidades del 7%, cuando llegaron las vacas flacas, que las entidades (y mejor, si eran cajas) las cubrieran. Un plan redondo.

  6. Lee al Conde socialista, como tú dices… No contrapongo redistribución vía ingresos y redistribución vía gasto, solo digo que la experiencia revela que la primera es poco eficaz. Por eso la mayor parte de los países escandinavos usan el sistema tributario para recaudar y los presupuestos generales para repartir.
    Sobre la compatibilidad entre libertad e igualdad lamento no compartir tu optimismo. No creo que exista una receta universal (tanta proporción de libertad y tanta de igualdad) que complazca a todos. Cada uno tiene su propio fórmula.
    En cuanto a las cajas, estoy de acuerdo contigo en que se ha hecho mucha demagogia con las preferentes. Salud.

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