¿Se beneficiaría el conjunto del estado de que se le cercenara la autonomía tributaria a Madrid?
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¿Usted entiende a los independentistas? Yo tampoco
A diferencia de la vitamina C, cuyo exceso se elimina por la orina, el nacionalismo se adhiere como el colesterol a las paredes de los vasos sanguíneos y dificulta el riego cerebral. Seguir leyendo
Sobre la voluntad popular
“No existe tal cosa como la sociedad”, decía Margaret Thatcher. “Solo hay individuos, hombres y mujeres”. Seguir leyendo
La infantilización de la política
Todo es posible para nuestros jóvenes populistas. Su inspiración no es el Manifiesto Comunista, sino el Imagine de John Lennon: “Es fácil, si lo intentas”. Seguir leyendo
Cómo se construye un frente nacionalista
Dos catalanes que jamás habrían quedado ni para ir al Camp Nou se hermanan entrañablemente cuando Òmnium y la ANC los transportan mentalmente a la infame dictadura española. Seguir leyendo
Lo inconcebible
Muchos confían en que el seny frene en el último minuto la independencia. Ojalá, pero nadie ha perdido hasta ahora una apuesta por subestimar la sensatez de la Generalitat. Seguir leyendo
O ellos o nosotros
En política no hay lugar para los matices. El que no es listo es tonto, y lo es de una pieza, macizo, sin costuras. Seguir leyendo
Lo que simboliza la ‘estelada’
Consentir que se enarbole en un Ayuntamiento la enseña de una facción de la sociedad no es un acto de emancipación, sino el primer paso de una peligrosa deriva. Seguir leyendo
Cómo se fabrica una ovación
Ningún sondeo da una mayoría rotunda a los partidarios de la independencia, pero no seamos ingenuos. Ni los referéndums ni las ovaciones en pie son el resultado de una unanimidad previa y espontánea. Se preparan.
Hace unos meses, mi hijo Miguel se licenció en Derecho. La ceremonia se celebró en una gigantesca carpa de Tres Cantos y, aparte del rector y un prestigioso abogado, hablaron dos alumnos. El rector, el prestigioso abogado y el primer alumno recibieron una ovación cortés, pero contenida. Sin embargo, el público se puso en pie tras las palabras del segundo alumno. A mí no me parecieron especialmente emotivas, pero, según me explicó mi hijo, sus compañeros se habían juramentado para saltar de sus asientos en cuanto acabara y arrastraron al resto del auditorio. Seguir leyendo