Cómo se fabrica una ovación

Ningún sondeo da una mayoría rotunda a los partidarios de la independencia, pero no seamos ingenuos. Ni los referéndums ni las ovaciones en pie son el resultado de una unanimidad previa y espontánea. Se preparan.

 Hace unos meses, mi hijo Miguel se licenció en Derecho. La ceremonia se celebró en una gigantesca carpa de Tres Cantos y, aparte del rector y un prestigioso abogado, hablaron dos alumnos. El rector, el prestigioso abogado y el primer alumno recibieron una ovación cortés, pero contenida. Sin embargo, el público se puso en pie tras las palabras del segundo alumno. A mí no me parecieron especialmente emotivas, pero, según me explicó mi hijo, sus compañeros se habían juramentado para saltar de sus asientos en cuanto acabara y arrastraron al resto del auditorio. Seguir leyendo