Consentir que se enarbole en un Ayuntamiento la enseña de una facción de la sociedad no es un acto de emancipación, sino el primer paso de una peligrosa deriva. Seguir leyendo
Consentir que se enarbole en un Ayuntamiento la enseña de una facción de la sociedad no es un acto de emancipación, sino el primer paso de una peligrosa deriva. Seguir leyendo